viernes, 26 de octubre de 2012

Eclipse Lunar (Capítulo 1)









Mientras mis amigas se arreglaban en el baño para ir a la fiesta, yo estaba en mi cuarto maquillándome y pensando sobre mí ultimo año escolar… Dentro de poco tendría que comenzar una nueva etapa de mi vida, y debería tener algo claro. Una base. Un comienzo o punto de partida.  Pero yo estaba en blanco, las cosas son incluso más difíciles de lo uno esperaría, tan diferentes de como las veíamos al inicio de nuestra adolescencia o niñez, mientras mas creces mas debes madurar y más se complica todo, más responsabilidades y decisiones que marcaran el resto de nuestras vidas…

- ¡Elizabeth! - gritó Karla, interrumpiendo mis pensamientos. Cosa que le agradecí porque ya me estaba poniendo tensa.

- Dime –alenté a la vez que abría la puerta de la habitación.

- ¿Que tal? - me sorprendí al ver lo linda que estaba Karla esa noche. Un cabello rubio y ondulado que caía con gracia pasando por sus hombros hasta llegar un poco por debajo de sus senos. Su piel bronceada. Con esa blusa blanca, short de jeans, negro, al igual que sus botas, se veía sencilla pero hermosa. Con uno que otro accesorio marrón, igual que sus ojos.

- ¡Waoo!, no sé que decir, ¡Te ves radiante! – le aplaudí.

- Gracias ¿Y qué pasa contigo? - Me miró y examinó de pies a cabeza – mmmm… creo que puedo hacer algo contigo.

- ¿Qué piensas hacer?

- Elizabeth  sé que no te gusta ser el centro de atención, pero vamos, eres una chica muy linda y muy sexy, ¡Tienes que explotarlo, o nunca conseguirás tantos machos como yo! – Si, Karla era mi amiga la… perra… por decirlo así.

- Karla no busco sexo esta noche ¿está bien?, solo quiero disfrutar de la fiesta.

- ¿Y de tu cumpleaños? – Aquí vamos otra vez… - ¿no pensaste en que lo olvidaríamos, o si? pues espero que no. ¡Kate, Hillary! – Gritó - ya es hora.

-  ¿Qué? ¡Pero aún no estoy lista!

- No te preocupes te vamos a dejar como nueva - El termino “como nueva” saliendo de ella, me causaba escalofríos.

- ¡oh oh¡ ¿Qué piensan hacer? - pregunté mientras Kate y Hillary aparecían detrás de ella como dos niñas curiosas. También ellas se veían hermosas.

- No pongas “peros”. Siéntate en la cama y cierra los ojos sin hacer trampa - Solté una risita pero obedecí de inmediato.

- Escuché unos ruidos extraños y muchas risas.

- ¡Relájate, vas a verte genial!-  ¡oh! Si, un rico masaje en los hombros eso necesitaba. - ¿ves? Relájate, terminaremos el maquillaje y el peinado por ti. Cerré mis ojos y me relajé.
Entre cremas extrañas para la cara, secado y maquillaje, el tiempo pasó, y cuando abrí los ojos y me vi en el espejo, un tanto sorprendida.

- ¿Te gusta?

- ¡Claro, me encanta! - Mi cabello color negro azabache brillaba intensamente con una caída muy lisa hasta llegar casi a mi cintura - Tengo que admitirlo, Hillary, eres Buena con estás cosas.

- Gracias, lo sé.

- Es broma – repuso rápidamente al ver que todas nos quedamos calladas.

- Claro… “Hillary es muy buena en estas cosas” y yo sólo se pintar payasos ¿no?

- No seas tonta Kate, el maquillaje está genial, se podría decir que luzco… “Sexy” - Nunca pensé que diría aquello. Mis ojos grisáceos resaltaban muy bien, A veces mi mirada es un tanto intimidante, dependiendo de mi estado de ánimo. Yo llevaba puesto un chaleco pequeño negro encima de una blusa blanca y una minifalda negra  No me sentía  del todo cómoda con ella pero me obligaron a usarla. Soy más del tipo que usa jeans.

- Bueno, basta de palabras, vámonos que ya la fiesta va a empezar – Todas tomamos nuestras bolsas y maletas, y corrimos al carro, las guardamos y nos fuimos.
Eran las 11:38pm, ya el transito había bajado un poco en la ciudad. Las calles estaban llenas de júbilo, era viernes, noche de TODO.

- Me muero de ganas por ver el eclipse, todo va a quedar a oscuras y voy a estar al lado de mi novio abrazada. ¡Que ternura! – Katherine era mi amiga “sentimental” es muy fácil hablar con ella, siempre te escucha, y trata de ponerse en tus zapatos, todas la llamamos Kate.

- ¿Tú que harás, Eli ?- preguntó Hillary  en un tono muy curioso.

- Pues disfrutar del ultimo fin de semana con vacaciones , relajarme con mis amigos - Si es que me queda alguno disponible para cuando el eclipse comience – Beber  hasta olvidarme de mi nombre y cumplir 18 años  de una buena vez – todas empezaron a reír.

- ¡ELIZABETH, CUIDADO! - Gritaron todas al mismo tiempo que yo intentaba esquivar a un anciano alto que yacía frente al carro, en mitad de todo el medio del camino.

- ¡ADOLESCENTES  ESTUPIDAS, TENGAN  CUIDADO! - Gritó el pordiosero.

-¿De donde diablos salió ese loco?- Se quejó kate

- Elizabeth, mejor yo manejo. No estás apta hoy para conducir - Dijo Karla.

- Lo siento, en serio, perdón - Abrí la puerta bruscamente y me bajé del auto para cambiar de puesto con Karla que se encontraba del lado del copiloto.

Después de cambiarnos, Karla condujo hasta el club “The Sun”, un club popular entre los chicos de mi instituto, que está ubicado a las orillas de las playas,  donde festejaríamos la última fiesta de verano y por el eclipse lunar que habría esa noche. Nos bajamos todas del plateado mercedes guardián de Karla y nos encaminamos a la recepción del club.

- ¡Que sexy! Dijo Hillary; una chica de mi misma estatura de ojos  color chocolate, y cabello castaño; al entrar a la amplia recepción, llena de brillos dorados y personas, por todas partes.

 - Vaya que está bueno - Contestó Kate. Pues, ¡yo no era quien para negarlo, el recepcionista era muy apuesto!  Un rubio alto un tanto corpulento de ojos azules y piel dorada con un pequeño túnel en la oreja derecha, y labios muy rojos, de cabello alborotado.

Nos acercamos rápidamente hacia él para preguntar por nuestra habitación ya apartada.

- Bienvenidas, señoritas, al club The Sun, mi nombre es Rayan ¿En que les puedo servir?- ¡que sonrisa tan linda tiene!

- Dime que nuestra habitación está lista y será suficiente –Dijo Karla en tono autoritario, posteriormente comenzó a reírse  - ¿Cómo está mi viejo amigo? -el rubio boquiabierto la miró con sorpresa de arriba abajo.

-¿Karla? ¿Eres tú? - ¿Se conocían? todas miramos desconcertadas la situación.

-No, para nada, ¡yo soy un holograma! Pues obvio ¿Acaso no me reconoces? Tampoco a pasado tanto tiempo, apenas unos meses.

- Un año y medio para ser exactos, pero es que has cambiado mucho. Te ves aun más hermosa que antes.

- Gracias  - Karla se ruborizó.

-Bueno… -miró el computador, como buscando algo y luego dijo- La  V.I.P. 17 Con vista a la playa ¿no? Pues ya está lista.

Todo eso sonaba muchos ceros en la tarifa, pero que importa, total, el padre de Kara lo pagaría todo y generalmente a él no le duele, EN ABSOLUTO, el dinero.

¿Eran ideas mías o el tal Rayan no paraba de mirarme? Creo que no lo eran, porque enseguida Karla comenzó a presentarle a las chicas, y de última a mi.

-Te presento a una amiga, se llama Hillary   - Él le besó la mano y le dijo – mucho gusto, linda- A Hillary le temblaban las piernas, la conozco muy bien.

- Ella es Katherine.

- Un placer  - Le besó la mano también.

- Y Ella es Elizabeth.

- Lindo nombre para una linda chica - acto seguido, me besó la mano y me miró profundamente con sus ojos azules. – Gracias -  dije apenas pude hablar de nuevo.

Llegamos a la habitación, era hermosa, amplia, color blanco Y cortinas rojas y negras una inmensa cama blanca en el medio, mesas, un sofá gigante, creo que era un sofá-cama, tal vez podrían dormir dos o tres personas mas ahí. Me quedé asombrada al ver el balcón, tenía una vista perfecta hacia el mar, se podía ver la luna tan llena y blanca como nunca - lastima que  desaparezcas un rato esta noche.

- Ya está todo listo, Eli  ¿Vienes? - Dijo Hillary, interrumpiendo mi pequeña conversación con la luna - ¡Claro, inmediatamente! - Solté mis cosas y guarde la maleta en el armario ridículamente enorme. Después me fui con mis amigas a la playa a reunirnos con los demás chicos.

Llegamos a la playa y me encontré con mi amigo Chassel - Cheis de cariño-  quien me miró detenidamente y puso cara de asombro, se me acercó y me dio un beso en la frente

- Hola Eel-  Solía decirme “Eel” -  ¡como estás de bella! Te ves muy sexy.

- Gracias. –Lo abracé fuertemente, lo extrañaba muchísimo.

- Feliz cumpleaños - dijo a la vez que abría una pequeña cajita azul de terciopelo.

- ¡Dios mío, Cheis, no tenías que molestarte! debe haberte costado una fortuna, no puedo aceptarlo.- era un collar de plata muy hermoso con una media luna en el medio, muy linda. Dudé en tomarla, parecía demasiado costosa.

-¡Eel por favor!, ese no es tu problema, tú solo preocúpate por usarlo - Era difícil resistirse a las sonrisas de Cheis y más si tenia un collar tan hermoso en las manos,  PARA MI.

-Bueno está bien. A ver, colócamelo - me recogí el cabello para que me pusiera el collar. Una vez colocado, le agradecí y le di un beso en la mejilla.

Mi amigo Cheis era muy lindo, alto, cabello castaño a rulos, de ojos color miel. Para mi cheis era único y era como el hermano mayor que nunca tuve, me quería mucho y yo a él. Nos cuidábamos mutuamente y detestaba verlo sufrir -Generalmente era por una chica- ya que él era el novio perfecto para cualquiera.

- ¿En que piensas? ¿Por qué estás tan callada, te pasa algo?

-No, es solo que te extrañé mucho - Me dedicó la mejor de sus sonrisas y me abrazó. Para mi él daba los mejores abrazos del mundo. Tenia un abrazo para todo, incluso para asustarme aunque suene ridículo.

-Yo también te extrañé mucho durante todo el tiempo que estuve en Italia. De hecho este collar te lo traje de allá.

-Gracias nuevamente por el collar.

-No es nada, ahora cuéntame ¿como has estado?

-Pues nada interesante en realidad este verano ha sido el más tranquilo por no decir aburrido.

-¡Eli!  – Escuché gritar a Hillary  – ¡ya va a empezar el eclipse!

-¡Vamos, Cheis!

Todos corrimos a la orilla del mar y entre música, baile y romance, todos observamos el inicio del eclipse lunar. Esto me recordó mucho a mi infancia, ya que mi mamá siempre me decía que yo era el regalo más lindo que le dio la luna, ella decía “La luna se apagó la noche que llegaste a mi vida, tu fuiste la luz de mi luna  desde ese momento”
Una vez comenzado el eclipse, sentí una gran ansiedad.  De repente escuchamos un gran ruido detrás de nosotros.

- ¡Genial, se fue la luz! - Dijo Kate en tono sarcástico.

- Que importa, tenemos unas románticas antorchas, además, mira que hermoso es esto ¿verdad, Eel ?- preguntó Cheis.

-Sí - sólo eso pude decir. Por alguna extraña razón me empecé a sentir mal.
Todo quedó oscuro, no había estrellas ni luz alguna en el cielo. Una gran ventisca tiró las antorchas y las apagó con ayuda de la arena. Quedamos a oscuras, de hecho casi no se podía ver nada. Había mucho silencio, pero este se rompió con un grito espeluznante de alguna chica.

Algo empezó a recorrer todo mi cuerpo hasta que una gran ola nos revolcó a la mayoría y quedamos dispersos en el agua. Asustada, intenté nadar a la orilla nuevamente pero no sabía donde estaba, no veía nada.

- ¡AUXILIO! - gritaba una y otra vez. Pero no era la única y muchos ruidos extraños comenzaron a oírse a mis espaldas. Algunos eran gemidos extraños, otros, risas perturbadoras, casi…  ¿diabólicas?  Esto me ya estaba asustando más de la cuenta, no podía ni escuchar mis pensamientos ni mis gritos. Otra ola me arrastró hasta lo que parecía la orilla. Alguien encendió algunas antorchas a lo lejos y entonces me guié pero alguien me agarró por las piernas arrastrándome hasta el agua nuevamente.

- ¡AUXILIO! – Grité una vez más. Y antes de hundirme bajo el agua, con la poca pero suficiente luz de las antorchas, vi que lo que me arrastraba no era humano.
 Intenté zafarme, estaba desesperada, ¿que era esa cosa? ¡Estaba lastimando mis piernas! Me agarré de una roca y opuse resistencia, pero esto provocaba que la criatura rasgara mis piernas fuertemente, sentía como las garras se enterraban en mis pantorrillas con fuerza. Detrás de la antorcha veía sombras deformes y extrañas entre otras cosas realmente muy confusas.

-  ¡AUXILIO! - escuché gritar  ¡No podía ser! ¡Esa era la voz de Cheis!  
Sentí una energía extraña pero poderosa que chocaba contra mi cuerpo y no pude controlarme, me solté y esa cosa extraña me arrastró a lo más profundo del mar, mis pulmones se aplastaban cada vez más, no podía contener la respiración.
Una gran luz blanca iluminó todo bajo el agua y pude darme cuenta de que aquella criatura era algo que nunca antes había visto; era pequeña con enormes garras, pequeños cuernos y largos colmillos, extrañas colas y lengua bífida , una imagen totalmente aterradora. Grité y perdí el poco aire que me quedaba. 

 Algo me jaló y me sacó rápidamente a la superficie, cuando volteé vi otra luz blanca que iluminaba todo. Vi cuerpos tirados a lo largo de la playa, en posiciones grotescas, algunos sin extremidades o sin cabeza, Cheis tirado en la orilla con muchísima sangre en su cuerpo y un enorme hoyo en su estomago,  también a mis amigas y a otras personas tratando de arrastrarse con los miembros que aun les quedaban; escuché más y más gritos desgarradores de sufrimiento y desesperación.

El olor a azufre, irracionalmente, llenaba el ambiente. La luz blanca se adentró lentamente en mi pecho, sentía que era como un gran choque. Vi que mis piernas, sangraban y estaban fuertemente rasgadas. No resistí más, mis ojos se cerraron y mi mente se desconectó.


Escuché susurros a mí alrededor, al menos podía sentir el gélido toque de alguna persona-¡Si es que era una persona lo que estaba ahí!
En ese preciso momento sentí como mi cuerpo estaba increíblemente frio, cada parte de lo que parecía quedar de mi cuerpo, y como un relampagueo, aparecían una y otra vez imágenes de aquel aterrador momento.
Una voz tétrica y sádica decía: “ ya es hora, al fin te he encontrado”  “nos veremos muy pronto”. Luego sentí un gran alivio cuando el ardor y el ruido se detuvieron; y yo desorientada, abrí los ojos, tarde unos instantes en percatarme de que me encontraba en la enfermería  del club.

- ¡Elizabeth ! – Oí decir a mi madre en tono angustiado - ¡que susto más grande el que me has metido! ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Por qué te quedas callada?

- Mamá – Al menos ella estaba viva, y tal parece yo también. Estaba tan confundida… En ese momento vi a Cheis, Hillary y a Karla entrar rápidamente a la habitación.

 ¡Están vivos! ¡ESTAN VIVOS! ¿Fue todo un mal sueño?-  ¡Cheis, Hillary, Karla! - Grité casi sin aliento mientras me paraba bruscamente para abrasarlos, ¡Estaban vivos!  

-Están vivos – Una ola de sentimientos me golpeó y comencé a llorar al ver a todos mis amigos ahí, de pie, frente a mi - Pero ustedes… yo los vi… estaban sangrando. ¿Qué demonios pasó?

- Pues, en medio del eclipse una ola arrastró unos cuantos, pero un chico encendió una antorcha y todos nos devolvimos riendo.  Nadie estaba sangrando Elizabeth , creo que lo soñaste mientras estabas inconsciente,  te golpeaste con una roca en medio del revolcón - se carcajeó.

- ¡Pero todo estaba tan oscuro y parecía tan real! – Recordé mis piernas rasgadas y desangradas y entonces quité la cobija que las cubría para corroborar que todo fue un mal sueño. Tenían solo unos moretones, nada que no se quite en un par de días.

- Claro que estaba oscuro es que hubo una falla eléctrica y se fue la luz por un par de minutos pero después volvió- Dijo Karla mientras me abrazaba.

-Muy bien necesito un momento a solas con la paciente, solo se puede quedar un familiar – Dijo el doctor, obviamente mi alterada madre se quedó conmigo.

- Nos vemos después Eli- Dijo Hillary con una sonrisa Cuídate y relájate un poco.
El doctor comenzó a examinarme las pupilas con esa lucecita la cual nunca me agradó – Está bien, no hay ninguna contusión grave- me revisó la cabeza de una manera muy brusca.

- ¡AUCH! – Me quejé.

- ¿Te duele aquí, no?-  ¡obvio viejo decrepito si no entonces por qué gritaría! –Claro, es que tienes inflamada la zona del golpe. Te voy a dar estas pastillas y te vas a tomar un par cada 8 horas por 3 días. Eso es todo, se pueden retirar - Dicho esto mi mamá y yo fuimos en dirección al estacionamiento para montarnos en su carro e irnos a casa.

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